Durante la cena de año nuevo platicaba con Carlos (casado, tres hijos y 27 años encima) sobre las expectativas que tiene frente al negocio que administra (una tienda de abarrotes en la colonia donde vive) y si bien no le va mal, considera que no le rinde lo suficiente.
La opción que le comienza a rondar en la cabeza es la buscar trabajo en los Estados Unidos, con ello considera que podrá acceder a un nuevo estilo de vida que le permitirá forjarse un patrimonio para él y su familia, hacerse de un auto y vestir más a su agrado. Para ello esta dispuesto a ir de ?mojado? y dejar a la familia por un año, la promesa y recompensa es más grande que el temor a los diferentes obstáculos que con seguridad encontrará en el camino.
Claro que su sueño americano se apoya en lo que ve y escucha de emigrantes, como su tío y familia (esposa y dos hijos) que a cada llamada por teléfono le cuentan sobre la bonanza a norteamericana, sobre lo fácil que es adquirir un auto... ya queda en él decidir si va en busca de su sueño americano.
Lo que nos habla su búsqueda, es de la desesperanza de un segmento muy importante de mexicanos que desean una mejor calidad de vida y que no ven en México una área de oportunidad para alcanzarla. Ellos consideran que las penas y sacrificios para cruzar ilegalmente a territorio norteamericano bien vale la pena si les permitirá acceder a lo que consideran otra calidad de vida; desconozco si quienes están de ilegales allá alcanzan esa calidad de vida pero lo cierto es que las remesas de dólares de trabajadores mexicanos en el extranjero son ya la tercera fuente de ingreso del país.
Y parece que nuestro gobierno (a todos los niveles) es incapaz de hacer algo para detener el éxodo de mexicanos hacia los países del norte, no se trata de mandar mano de obra calificada, de firmar convenios para garantizar el regreso de los mexicanos. De lo que se trata es de crear las condiciones para que personas como Carlos y su familia para que puedan vivir con calidad y dignamente de la venta de abarrotes, de obrero u cualquier otro oficio... porque aquello de casa, vocho y changarro se quedo en el costal de las promesas.
Casualmente hoy me encontré en la jornada un buen artículo sobre los pueblos fantasma en el estado de Michoacán, nos describe la realidad de pueblos han emigrado y que regresan a México sólo para esperar la muerte. ¿Será ese el sueño americano?
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario